miércoles, 19 de junio de 2013

Las aventuras de nuestro Forest Gump criollo

Esta última semana he sido víctima de sendas burlas. Algunos me dicen por ejemplo, que Pablo Vera a mi no me amenazó de muerte, sino que más bien me estaba acosando sexualmente, porque la escena descrita en la anterior crónica parecía sacada de las películas “Obsesión” o “Bajos Instintos”. Y sí, es cierto, por eso acepto con estoicismo la chanza.

Sin embargo, varios amigos míos que se tomaron la cosa en serio, me recomendaron prudencia y uno en particular me dijo:

-      - Quédate quieto ya, Jairo, mira que un tipo que se autodenomina en Twitter “@hpvera”, es capaz de hacer cualquier cosa, hasta tratarse a sí mismo y públicamente de HP. 

Pero bueno, les digo yo, a estas cosas se expone uno cuando alguna gente no tiene argumentos de replica y no le queda más que acudir a los gritos y a la violencia. En todo caso, ya superé ese vergonzoso episodio protagonizado por un vicerrector de la Universidad del Magdalena; de modo que prefiero enfocarme en las aventuras del un ex rector, mi querido alcalde Carlos Caicedo.

Para algunos el Alcalde es el Bolívar de nuestros días, o mínimo el Chávez de la samaria; para otros es una mezcla siniestra entre Stalin y Hittler. Para mí, sin embargo, es nuestro Forest Gump criollo. Porque es que en esta ciudad, ni siquiera a las playas desde donde exportan la Drummond y Terlica, le pasan las cosas que a nuestro alcalde le suceden:


Primero se ganó de enemigo al intenso de Ulilo, quien estoy seguro que se pela por sacar en la primera página del Ajá y Qué el siguiente titular: El alcalde peló el bollo, se ahogó con su propia lengua. O cuando menos en el Hoy Diario: El hijo prodigo siempre regresa al hogar; Alcalde regresa a la cárcel.

Luego fue la quemada que se pegó por no hacer las Fiestas del Mar el año anterior. No obstante, la semana pasada, ecuánime, se reivindicó con el vulgo y dijo que este año sí habría Fiestas, pero que lo que no habría sería reinas, sino atletas bien buenas en trajes de baño y de fantasía, y por eso creo que Alaygarra Marú sería una buena candidata a la corona, porque es que en traje de baño se ve tan súper atlética que enseguida recuerdo que quitárselo es mi fantasía.

La siguiente aventura del Alcalde fue digna de una película de Harry Potter, y una vez más, Ulilo tuvo que ver en tan accidental suceso. ¿Ya recuerdan?, aquella foto en la que el Alcalde estaba al lado del Presidente y de donde mágicamente desapareció, todo porque un periodista del Hoy Diario no sabía darle Control Z al retoque que le estaba haciendo al cuerpo del Alcalde para que se viera, más.

Pero felizmente el Alcalde no desapareció en la vida real, aunque eso sí, no apareció por Pescaíto a darle la cara a la gente de ese barrio que andaba con las aguas negras hasta las rodillas. Tuvo que intermediar el Pibe Valderrama para que la gente se calmara y entendiera que el Alcalde no había ido era porque las aguas a él no le daban en la rodillas, sino que las tenía sobre cuello, no por el tema de ingobernadibilidad, sino porque apenas mide 1,50 mts. Y como todo descontento en este país se resuelve con plata, el Pibe ondeó ante las cámaras un CDP, o sea, un Cheque Distractor del Pueblo.

Y por último, el Alcalde decidió añadirle un capítulo internacional a sus aventuras, y se fue unos días a la Argentina, donde visitó el barrio de La Boca, que comparó con El Boro; entró a La Bombonera porque le habían dicho que allí estaba la mejor Yerba de Buenos Aires, claro que nadie fue más claro ni le dijo que se trataba del césped de la cancha. Y finalmente, conoció la tumba de Evita, la esposa de Perón, a quien él veía reflejada en su esposa Edilsa, a quien un montón de desocupados no es que quisieran  llevar a la tumba, sino tumbar del cargo como a él con la tal revocatoria del mandato. Sigan soñando…como si la registraduría no fuera Liberal. 

Así que no podrán, porque el Alcalde es como Chávez, inmortal y si algún día deja el cargo físicamente, el secretario Martínez tomará sus banderas y hablará con las palomas del Parque Bolívar mientras estas se lo cagan. No podrán porque mientras esté en el poder, el Alcalde seguirá ejecutando su plan de exterminio o de solución final (de la venta de drogas en El Boro). Y no podrán mucho menos con la memoria del Alcalde,  que perdurará eternamente, porque desde hoy me comprometo a escribir la novela de sus aventuras, narrada por el mismo al mejor estilo de Forest Gump.

Por

JAIRO MENDOZA  
      

domingo, 16 de junio de 2013

"¿Amenazado de muerte o acosado sexualmente?"

¡Enfermo!...Ese es el nuevo calificativo que me he ganado, el remoquete que supera a los insultos de Merce Torres Alsuelobum, quien dulcemente apenas me ha llamado ‘Payaso’ o ‘Mongólico’; o ‘Poco hombre’, como suelen decirme los defensores de Alaygarra Marú, a quienes ella ni siquiera se digna mirar precisamente por eso, porque los considera poco hombres para ella. Pero yo ahí, firme, tampoco miro a otras porque mi corazón sólo le pertenece a ella. Y los latidos de éste sólo la nombran a ella.

¿Pero de dónde vino semejante observación psiquiátrica? Pues de nadie más y nadie menos que del Vicerrector de Extensión de la Universidad del Magdalena, doctorísimo Pablo Vera.

Todo ocurrió este lunes festivo a las 3:56 pm con 13 segundos. Pablo Vera me vio sentado en una de las tiendas Juan Valdés del centro comercial Ocean Mall, compró un tintico, lo endulzó y se dirigió hacia donde yo me encontraba sentado.

- Ahora sí, enfermo –me dijo al sentarse en mi mesa- ¿cuál es tu vaina? ¿quieres mi cuerpo?

Y la señora de la mesa vecina se dio vuelta y me miró escandalizada ante semejante ofrecimiento. Yo disentí.

- ¿quieres mi inteligencia? –me inquirió de nuevo el Vicerrector.

Y yo lo miré perplejo y me pregunté para qué querría ser yo más inteligente de lo que ya soy. Volví a negar con la cabeza.

- ¿quieres mis mujeres? –preguntó otra vez.

Y entonces recordé a aquella que le puso cachos con un tal Wild y preferí declinar su oferta nuevamente.

- ¿quieres mi camioneta? – fue su cuarta pregunta.

Y yo me pinté como uno de esos personajes de Escobar, el patrón del mal. Me sentí como todo un traqueto, pero no me sedujo la idea.

Y entonces, al ver que yo rechacé todo lo que me ofrecía sin reservas, Pablo se levantó iracundo y me arrojó un vaso del mejor café del mundo, ese que producen los pobricultores colombianos. Y cuando ya no creí que volvería a interrogarme me lanzó la siguiente expresión erótica, o mejor, pornográfica:

- ¿quieres que te culeé?

Fue una de esas líneas que se escuchan en las voces de personajes de películas como Sumas y Restas o La virgen de los sicarios, y que a todos, incluso a los vigilantes del centro comercial que ya se acercaban con la macana en la mano, aquella frase los ruborizó que hasta se pararon en seco a esperar mi respuesta. De nuevo yo rechacé el ofrecimiento, así que lleno de cólera el Vicerrector Vera escupió:

- La próxima vez que me nombres en los pasquines que escribes desde la clandestinidad, te voy a demostrar lo paraco que soy, y lo neotraqueto que soy, estas advertido!.

Yo me imagino que con pasquines se refería a Las Crónicas de Gorgonia, donde él tal vez se ve reflejado en uno de los personajes. Pero nada más lejano de la realidad.

Claro que, dadas las cosas que se viven diariamente en este país, yo no tomé esas palabras como una advertencia, sino como una amenaza. De modo que si a mi mañana al salir de mi casa me cae un mago encima, asumiré que Pablo Vera fue quien me lo tiró; o si un meteorito cae donde estoy, asumiré que la grande cabeza de Pablo Vera atrajo con su gravedad a esa roca y aquello no lo consideraré un accidente, si no un atentado.

Así que ahí está, ese es el tipo de personas que administran la Universidad del Magdalena, son esas las personas que yo trato de poner en evidencia cada tanto, porque a nadie se le puede olvidar quienes son, y lo que son capaces de hacer. En esa Universidad donde los contratos son denunciados por los mismos estudiantes que los consideran irregulares, como el que ajunto a esta nota, en el que se puede ver que el contratista tiene casualmente los mismos apellidos de quien es uno de los contratantes en la entidad. Curioso ¿no?  

Sólo espero que si la “advertencia” que me hizo Pablo Vera se cumple, por lo menos el Rector tenga la deferencia de ponerle mi nombre a uno de los salones del Edificio Rio Magdalena. Yo este mismo lunes interpondré ante la Fiscalía la denuncia correspondiente anexando las pruebas que ya poseo. Lo que no sé es si lo denunciaré por amenazarme de muerte o si por acosarme sexualmente.

PD: al final, los vigilantes del centro comercial sacaron al señor Vicerrector Pablo Vera del establecimiento, y me pidieron las excusas por tan bochornoso incidente.

Por

JAIRO MENDOZA